El sueño del ascenso directo al Torneo Argentino “B”, sufrió una postergación futbolística para Boca Río Gallegos. El Xeneize no jugo bien en Tandil ante Independiente y ahora tendrá una chance más en la serie de repechaje ante el conjunto de Racing de Trelew para dirimir el ascenso. Lecuona, Morondo, Turri y Aguirre fueron los autores de los goles. D´Augero había logrado en la inicial la igualdad transitoria.
Qué difícil se hace explicar lo acontecido ayer en el Estadio Municipal General San Martín de la ciudad de Tandil, porque Boca Río Gallegos llegaba a la segunda final con una ventaja clara de 2 a 0 y con muchas cosas a favor para definir esta historia. Gran expectativa había generado en la semana Boca y es por ello que muchos hinchas del elenco santacruceño hicieron más de 2200 kilómetros para estar alentando al equipo de sus amores.
Pero nunca está dicho todo en fútbol, el conjunto que dirige Santiago Rapalín no tuvo una buena tarde en materia defensiva.
Un rival con delanteros veloces aprovechó al máximo estas falencias.
Quizás el resultado de 4 a 1 suene exagerado para Boca Río Gallegos que recibió un duro cachetazo en pleno centro de la provincia de Buenos Aires. Las acciones comenzaron siendo para Boca Río Gallegos que de entrada salió a buscar a su rival y tratar de ir cerrando la historia.
Pero en sendas intervenciones desde tiros de esquina originados por el desborde de José Quiroga, el conjunto trató de ponerse en ventaja.
Fue una ilusión óptica ya que Boca tuvo quizás su mejor momento en los primeros diez minutos de la inicial, después se vendría algo raro de explicar futbolísticamente.
Independiente de Tandil después de los minutos iniciales y superado el asedio de Boca, comenzó a hacerse fuerte y a dominar el mediocampo, donde el conjunto de Rapalín comenzaba a sentir como puntazos al corazón los centros cruzados al área defendida por el golero Martínez.
Se venía el local y Boca no sabía cómo resolver el dilema de los tiros de esquina y de las jugadas paradas que traían gran preocupación.
Boca no podía salir del asedio que le imponía el rival.
Balde de agua fría
La historia empeoró y para mal, cuando a los 33 de la inicial en una jugada originada desde una fuerte infracción en la boca del área del Xeneize y desde un tiro libre que fue perfectamente conectado por Diego Lecuona, el fornido defensor de Independiente de Tandil puso arriba uno a cero a su equipo.
Era el primer baldazo de agua fría para el conjunto de Boca Río Gallegos.
El empate para el conjunto riogalleguense llegó a los 37 cuando en una jugada de contragolpe orquestada por el bonaerense Lucas Ceballos, que desniveló por el andarivel izquierdo del campo de Independiente, eludió a rivales y tiró el centro para la perfecta llegada del “Vikingo” Ariel D´Augero que convirtió ante la salida del arquero Hugo Quintas.
Era el 1 a 1 en el Estadio Municipal de Tandil, llegaba la paridad pero nada hacía presagiar lo que se vendría para el conjunto de la capital de Santa Cruz.
Fue el momento de desahogo para Boca, pero tan sólo fue eso nomás, ya que en velocidad y desbordando por las puntas Independiente llevaba peligro.
A todo esto se sumaba que el arbitraje de Aguilera de la liga de Paraná secundado por sus líneas Miño y Altamirano dejaban alguna que otra duda, pero era sabido que de visitante nadie te va a cobrar a favor, muy puntilloso en cada intervención de los jugadores de Boca, no así en lo de los players locales.
Final de la primera parte amarga
En el minuto 46 en una infracción sobre el sector derecho del ataque del conjunto de Tandil, es que de un tiro libre y en una clara infracción en el área por un manotazo claro que el árbitro no ve y Emanuel Morondo pone el 2 a 1 para Independiente de Tandil, era vuelta a comenzar y a tratar de dar vuelta la historia.
Con este marcador de 2 a 1 en ventaja se cerró la etapa inicial todavía con las ilusiones intactas para Boca Río Gallegos.
Ni el tiro del final le salió
En el minuto 7 de la complementaria y tras un veloz contragolpe, Juan Ignacio Turri desa-taba la alegría para Independiente y ponía caras de preocupación en el técnico Santiago Rapalín. Era el 3 a 1 y se iba a la tanda de penales.
Pero Boca seguía sin aparecer, ya que su circuito de creación en el centro del campo de juego fue cortado; Flavio Márquez no podía pesar, a esto se sumaba de la lucha en solitario que tenían Leandro Fernández y Lucas Ceballos que no se pudieron hilvanar como en otras oportunidades.
Boca estaba negado y sus delanteros estaban muy cortados o poco asistidos, Ariel D´Augero no podía solo por más que quisiese, a esto se sumaba José Quiroga que carecía por ahí de la fortuna que había tenido en otras veces.
Boca estaba partido en dos, no se podían asociar los hombres encargados de la creación, era un partido raro como si a muchos de los chicos les hubiera agarrado una amnesia futbolística.
Cambios
La historia estaba complicada y cada ataque era de máximo peligro para la defensa Xeneize que sufría en demasía, tal vez por ello Santiago Rapalín buscó encontrar en el banco de suplentes alguna respuesta.
Entraría Raúl Becerra en reemplazo de José Quiroga como una manera de buscar un poco más de aire en ataque.
En materia defensiva también habrían variantes, ya que dejaría la cancha Carlos Muñoz para darle lugar a Germán Cabral y llevar mayor tranquilidad defensiva, la que nunca aparecería.
Boca se desesperaba y buscaba de contra llegar al segundo tanto pero dejaba grandes huecos en su defensa.
Manchafico era todo sacrificio pero no podía solo, a esto se sumaba que ya estaba amonestado junto a Flavio Márquez y eso lo condicionaba.
Como última alternativa Rapalín mandaba a la cancha a Carlos “El Tigre” Rodríguez en reemplazo de Diego Sandoval que no tuvo una buena tarde en el mediocampo y eso lo sintió Boca.
Y llegó el momento fatídico, ese de que nunca nos hubiéramos imaginado, cuando todo iba encaminado a los penales llegó ese maldito minuto 41 cuando en una jugada de contra Manuel Aguirre, el zaguero, pone el 4 a 1 para Independiente, ya no quedaba más resto, era un cross para el nocaut de un duro boxeador que caía en el cuadrilátero.
Se terminaba una tarde oscura en la serranías de la provincia de Buenos Aires. No todo está dicho para Boca, un tropezón no es caída, ahora viene el repechaje ante Racing de Trelew; serán 180 minutos a todo o nada por la concreción de un sueño que ayer en el San Martín se escapó, pero que el domingo en Defensores del Carmen se puede volver a recomenzar porque Boca Río Gallegos debe recuperar su memoria futbolística.
prensa libre
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